En este artículo final de la serie sobre los vínculos entre la inspiración, la motivación y la hipnosis, deseo reiterar que el propósito principal de los artículos es difundir el conocimiento y una comprensión básica del hipnotismo, con la esperanza de que sea menos marginado y pueda ser utilizado para un mejor efecto en beneficio de todos. Para hacer eso, siento que debo señalar algunos de los peligros del mal uso.

Adolf Hitler nació en 1889 en Austria. En 1908 se trasladó a Viena donde alquiló una habitación. Durante los cinco años que pasó en la ciudad fue asiduo visitante de la biblioteca municipal.

Uno de los libros que se cree que le interesó particularmente a Hitler fue el trabajo del psicólogo francés Gustave Le Bon. Le Bon (1841-1931), había escrito un libro titulado Psicología de las masas. Había sido traducido al alemán en 1908, y los registros muestran que se entregó una copia a la biblioteca frecuentada por Hitler ese mismo año.

El libro de Le Bon describe sus teorías sobre las multitudes y su comportamiento. Había identificado que el comportamiento del grupo podía manipularse mediante sugestión hipnótica y que pocos individuos en una multitud poseían una personalidad lo suficientemente fuerte como para resistir tal sugestión.

Describe cómo un individuo en una multitud es poco más que un grano de arena en medio de otros granos de arena, que el viento levanta a voluntad. Identificó que los individuos, cuando formaban parte de una multitud, se convertían en autómatas, ya no guiados por su propia voluntad.

Solo necesita ver un noticiero de Hitler presentándose en un mitin para reconocer que está usando la sugestión masiva. Se nota como la entrega se hace de manera positiva y confiada. También es notable su uso de la repetición. Una y otra vez usa las mismas palabras. Considere por qué dice repetidamente ‘judío, judío, judío’. Hitler había aprendido que repetir una palabra tres veces tenía un efecto identificable en la multitud. Incluya y repita, ‘culpar, culpar, culpar’, y tendrá hipnosis masiva siendo utilizada para propósitos siniestros.

El trabajo de otros psicólogos como Moscovici muestra cómo las multitudes miran y escuchan inicialmente a un orador. Mediante el uso de ciertas palabras y comportamiento, un orador puede establecer muy rápidamente una relación con una audiencia. La exposición repetida al mismo orador puede resultar en que sean vistos con admiración al borde de la adoración. Cada palabra pronunciada es aceptada como la verdad completa.

Es probable que los miembros de la audiencia rechacen cualquier ataque o crítica al nombre del orador. Eventualmente, se niegan a creer que la persona podría ser capaz de cometer algún delito o maldad. En el caso de Hitler, muchos seguidores, a pesar de conocer la verdad sobre los campos de concentración, continuaron creyendo que Hitler desconocía estos horrores. En Rusia, Lenin, y más tarde Stalin, fueron igualmente capaces de dominar audiencias masivas.

La historia está salpicada de ejemplos de histeria colectiva, cuando individuos ordinarios han sido arrastrados a una turba. Durante los últimos 18 años del siglo XX hubo aproximadamente 3000 linchamientos en América. Casi 300.000 personas participaron en estos procedimientos de la mafia.

La sugestión masiva todavía tiene lugar hasta el día de hoy. Observe cómo los periódicos y la televisión pueden fomentar rápidamente la histeria por poco más que un partido de fútbol.

El comportamiento humano cambia poco. La histeria colectiva que Le Bon describió en sus últimos escritos victorianos sigue siendo cierta hoy en día. Solo necesita considerar el comportamiento de las personas en un motín para darse cuenta de que han entregado su voluntad individual a la conciencia de las masas.

Los comediantes actuales utilizan un aspecto del mismo fenómeno para mejorar su desempeño. Un miembro de la audiencia comenzará a reírse. En poco tiempo dos, luego tres y cuatro lo están haciendo. A la mitad de la actuación, todo el público se ríe sin control. Mire algunos de los videos cortos en mi sitio web si desea ver un uso positivo de los fenómenos en acción. Durante muchas de mis actuaciones, estoy convencido de que algunos miembros del público no saben por qué se ríen, pero de alguna manera sienten una necesidad irresistible de hacerlo.

Hitler describió en sus escritos cómo, ‘Lo que le dices a la gente colectivamente en ese estado receptivo de abandono fanático permanece en su mente como una orden dada a alguien bajo hipnosis, que no puede borrarse y resiste todo argumento lógico’.

Ha habido pocos en la historia que hayan traído al mundo un dolor y un sufrimiento tan horribles como el psicópata conocido como Adolf Hitler. Cualesquiera que sean sus pensamientos sobre el hombre, y por supuesto tiene derecho a ellos, no se puede negar su popularidad entre la mayoría de los alemanes en ese momento. Mi único deseo es que de alguna manera te ayude a entender mejor por qué pasó lo que pasó.

Termino reiterando un punto importante que mencioné en el artículo uno: los enormes beneficios que las personas pueden obtener al comprender qué es el hipnotismo y cómo funciona superan con creces las razones que las personas suelen dar para mantener el ‘secreto’.

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